Lo que parecía impensable sólo hace unos días ya está aquí. Pasamos de promocionar el teletrabajo el miércoles a casi todo el mundo a casa el viernes. Y menos mal que al menos tenemos experiencia en esto pero vamos a tener que aprender a lidiar con reuniones en remoto de forma constante. También es cierto que me da la sensación de que ganaremos un punto en eficiencia por falta de distracciones.

En cuanto a la intendencia, nos hemos vuelto locos. No sé cuántas veces he oido que los supermercados no se van a desabastecer (y no lo está haciendo) pero nos hemos lanzado a comprar como si nos enfrentáramos a un apocalípsis zombie: sólo falta papel higiénico. Estamos haciendo colas en los supermercados desde el punto de la mañana y salimos con varios carros como si mañana fueran a cerrar.
No estamos preparados para esto. Y menos para cumplir con un confinamiento. No somos conscientes del riesgo y de lo importante que es mantenerse sano como protección principal para los demás. Van a ser semanas complicadas en cuanto a cómo gestionar incluso la convivencia constante en las casas.
El primer día fue una locura en el Mercadona. La gente llevándose carros llenos que no sé cuando se van a comer. Y mientras la gente que cumple con las indicaciones (comprar cada varios días), sin opción para tener lo básico. Veremos como funciona durante la primera semana. En el BonÀrea sin apenas existencias de precocinados como pollos asados o carne.
Al cabo de unos días, principalmente la primera semana y media y cuando ya estaba claro que esto iba a durar más allá de Semana Santa, la gente se va haciendo a las nuevas rutinas pero el desastre económico va a ser inmenso. No ha habido una mínima planificación en cuanto a copiar la estrategia de los países que mejor estaban lidiando con la situación: Corea del Sur o Japón. No es de recibo que después de casi un mes confinados, sigamos sin poder hacer test masivos y de inmunidad para ver cómo levantar las restricciones lo antes posible de una forma controlada. Y lo peor, no hay atisbo de autocrítica.
Nosotros tenemos suerte de que podemos teletrabajar pero incluso esa situación hay que gestionarla. Las empresas que mejor tenían hechos los deberes en cuanto a Transformación Digital están teniendo tasas de teletrabajo altísimas. Ahora solo tenemos que organizar las jornadas para que no se conviertan en una disponibilidad 24/7 dado que “no hay mucho más que hacer”.