Los últimos meses están siendo intensos en cuanto a viajes se refiere. Londres, Boston, Tokyo, … además de los innumerables días en Madrid sobre todo.

Para todos ellos, siempre el tren y algún avión que otro.
Y siempre la misma rutina. Ya tan interiorizada es que sale de forma automática. Incluso con un punto de condescendencia con los viajeros no habituales por culpa de esos pequeños retrasos: dónde poner la maleta, cómo se pasa el control de seguridad, …
Con un poco de suerte, el año que viene no podré mantener la tarjeta Renfe+ Oro. Eso será bueno… muy bueno.