No hay duda. Poco a poco voy creando un plan en mi cabeza para seguir conectado con El Camino: etapas cercanas del Camino Aragonés, tramos más lejanos, como el que terminé este invierno desde Astorga hasta Sarria, y variantes completas como la que llevo unas semanas dando vueltas del Camino Primitivo.
Empieza a llamarme poderosamente la atención la vuelta a las sensaciones que debía tener el Camino en sus primeras épocas modernas: soledad suficiente, compañía al final de la etapa, compartir la dureza de la naturaleza y los paisajes de montaña entre Asturias y Galicia. Todavía no tengo claro la época del año en la que lo intentaré. Siempre se intenta ya que nunca se sabe si te va a dejar terminarlo y las cosas que pueden suceder. De cualquier forma, la experiencia de este último tramo en invierno, me da confianza pero sobre todo hace que huya de la masificación.
Por ahora siempre he tenido suerte. Es cierto que me he preparado en un cierto grado pero he dejado muchas cosas a la improvisación (no podría ser de otra manera, «The Camino provides») pero todas las personas que he conocido, las experiencias, el cansancio, a soledad, … nunca me han defraudado. Hablando de soledad y personas, Nokia podría haber patrocinado el Camino (Connecting People) 😉.
Hasta dentro de unas semanas, no quiero leer ni ver videos ni apenas nada relacionado con esta variante. Me gusta que me llame, que me atraiga y que haga que quiera saber más pero sin prisa. La última vez no fue así y seguro que resulté un poco pesado para la gente de mi alrededor.
Volver a Asturias nunca puede salir mal…