Todos los que hemos hecho El Camino, en alguna de sus formas y distancias, de una forma sincera más allá del turismo o como una prueba deportiva, sabemos que engancha. Hay miles de posts, tweets, libros, videos, … intentando dar una explicación a esa pregunta. En mi caso es la «sencillez» del objetivo: «sólo» tienes que andar para conseguir el objetivo último de llegar a Santiago con unos hitos claros intermedios que son las etapas. Y a partir de ahí, un mundo porque el tema se complica.
Esa aparente sencillez implica un montón de pequeñas victorias y derrotas que nadie más luchará por ti. Para empezar porque sólo tú puede poner un pie detrás de otro y decidir cuando basta por hoy o cuando necesito descansar. El mero hecho de escuchar lo que piensas, sin el ruido ambiente al que tanto nos hemos acostumbrado, ya es un descubrimiento. Descubrimiento para el que no mucha gente está preparada. No es fácil estar contigo mismo si no estás entrenado. Y una vez que aprendes a escuchar tus pensamientos, o dejarlos divagar en busca de nuevos puntos de vista (…Solvitur ambulando…), empiezas a oír como tu cuerpo te pide cosas: comer, beber, descansar, un pequeño masaje en la rodilla, … cosas sencillas, muy abajo en la pirámide de Maslow, pero fundamentales… y a veces se nos olvidan. Si en El Camino no le haces caso, verás que rápido se queja.
Y no hay mayor sencillez para aproximarse al Camino, una y otra vez, que recorrerlo sin expectativas. Preparados hasta cierto punto pero sin planificar. Esto se une al famoso «The Camino provides» aunque, a mi modo de ver, está más relacionado con estar atento a lo que te ofrece. Nunca puedes puedes tenerlo todo planificado, y allí menos aún. Detrás de una curva ves a alguien que necesita algo de ayuda, aunque solo sea compañía, y todos los planes se cambian.
Y después de un día largo, una cama, una ducha y que alguien con el que has cruzado unas palabras y compartido unos kilómetros te haya guardado un plato de sopa caliente, se convierten en el verdadero lujo. Y recuerdas todo lo que ha pasado durante el día creyendo que «sólo» iba a ser andar.