«Preguntas peligrosas del tipo «¿Y si…?
Mucha gente sigue discutiendo sobre la determinación de cuándo se empieza a hacer El Camino. Se suele decir que empieza en la puerta de casa. Para mí, ese momento es cuando piensas: «¿Y si voy a El Camino?» Ese «y si» tan peligroso. Algo se dispara en el cerebro. Empiezas a imaginar mil cosas, a hacerte mil preguntas, … Ya está. No hay solución. El virus está dentro. Para cualquiera que haya hecho El Camino, la sensación es casi de aceptación: «por supuesto que voy a ir».
Con el tiempo, los preparativos son menores porque en algún momento todos hemos experimentado el famoso «El Camino proveerá». Además, nunca estás a más de 30 minutos de la civilización. Sigo sin entender cómo es posible que la gente lleve botiquines como si fuera a una zona de guerra. Y especialmente en el Camino Francés.
¿Estar totalmente preparado o «El Camino proveerá»?
Pero es cierto que en esa primera ocasión todo se convierte en una incógnita y en algo a buscar: ahora hay un montón de recursos disponibles en internet con artículos, vídeos, libros, guías o asociaciones que te dan mucha información sobre qué material llevar para no superar la referencia del 10% del peso de tu cuerpo o cuáles son los albergues en los que tienes que dormir, los monumentos que no puedes dejar de fotografiar o los restaurantes donde no puedes dejar de comer. Así que sí, reconozco que he consumido y sigo consumiendo ese tipo de información pero ya no como referencia sino conociendo más la experiencia de otra persona.
Incluso para aquellos que han podido tener una experiencia desastrosa, siempre hay algo interesante que recordar, algo para anclarse en el Camino y para conectar con sus compañeros de peregrinación. Tenemos la capacidad de olvidar, y gracias a Dios la tenemos, y quedarnos con lo bueno.
Y este es el primer paso para volver al Camino.